¿una mujer inventó el psicoanálisis? diez pioneras que mejoraron a freud
Anorgasmia Misexologo
19 de May, 2022 . José T. Boyano no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.
Desde la antigüedad, la histeria se ha definido como un trastorno femenino. En el XIX surge el psicoanálisis, un tratamiento basado en la conversación y más comprensivo que otros métodos ?como las duchas frías?.
En principio, la mujer solo aparece como objeto de investigación. Sin embargo, pronto estos pacientes adoptarán un papel activo. Ellas piden expresarse, un factor esencial en una cura por la palabra. Además, señalen a sus médicos el camino a seguir.
El médico de Pappenheim, Josef Breuer, compartió esta técnica con un joven neurólogo, Sigmund Freud, entonces desconocido. Ambos publicaron un libro, Estudios sobre la Histeria, donde contaron su caso (la llamaron Anna O.). Sobre esta base, Freud fue desarrollando el método psicoanalítico, y siempre reconoció su deuda con Pappenheim. A pesar de su papel relevante en la historia y de su gran labor como trabajadora social, luchando por los derechos de las mujeres y la infancia, la figura de Bertha Pappenheim sigue siendo poco conocida.
De niña sufrió terribles palizas a manos del padre, que fueron seguidas de una incontenible necesidad de masturbarse. En consecuencia, en su juventud experimentaron comportamientos sadomasoquistas, cambios de humor y desórdenes afectivos. Tras un calvario de clínicas y electroshocks, fue psicoanalizada por Carl Jung, quien creyó ver en ella síntomas histéricos, como ?miradas seductoras?.
Spielrein usó medicina e investigó el impulso humano hacia la destrucción. Esto influyó en Freud para describir los instintos de muerte, energías internas que nos llevan a conductas autodestructivas o agresivas.
Mujer fuerte e independiente, se relacionaba con intelectuales como Nietzsche. En Weimar conoció a Freud, sorprendido por su ?encanto femenino y agudeza intelectual masculina? ?así, como suena?. Andreas-Salomé viajó a Viena para formarse en psicoanálisis. Desarrolló una visión amplia de la sexualidad y el erotismo, como culminación de la existencia humana. Para ella, el narcisismo no era una patología, sino una manifestación de amor a una misma, una identificación positiva.
Era descendiente de Napoleón y de pequeña la sorprendieron masturbándose. Una criada la amenazó diciéndole que si seguía haciéndolo, moriría. Se hizo con el príncipe de Grecia, pero su sexualidad no le resultó satisfactoria. Padecía frigidez a pesar de sus numerosos amantes. Al principio, esperaba que la anorgasmia se debía a que el clítoris estaba muy lejos de la vagina y no era estimulado durante la penetración. Algo obsesionada, llegó a operarse varias veces, pero la cosa empeoró.
Conoció a Freud y se convirtió en paciente, amiga y psicoanalista. Comprendió que las causas psicológicas eran más importantes que las físicas. Tras el análisis, descubrió que algunas experiencias infantiles psicoactivas podrían haberla condicionado, junto a las rígidas convenciones sociales. Más liberada, continuó buscando las fuentes del orgasmo, anticipándose a Masters y Johnson.
Muy cerca de Carl Jung, viajó hasta Suiza para ser psicoanalizada, ya que sufrió fuertes depresiones y graves problemas de identidad. Allí desarrolló la capacidad de plasmar sus sueños pintándolos en un cuaderno. En sus acuarelas emerge el inconsciente.
En la universidad de Harvard, junto al famoso psicólogo estadounidense Henry Murray, Morgan creó el Test de Apercepción Temática (TAT), un test proyectivo basado en imágenes. Al interpretar estas imágenes ambiguas, el paciente sacaba a relucir elementos subconscientes. Posteriormente, la contribución de Christiana fue silenciada, mientras que Murray fue consagrado como autor único del ensayo.
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