30 de Sep, 2023 . En la novela ?El lenguaje de las flores?, de Vanessa Diffenbaugh (2011), la única conexión del personaje principal consigo misma y con el mundo es a través de las flores y su significado. Comunica sus pensamientos y sentimientos utilizando flores, ya que le dan la distancia que necesita para sentirse segura. Cada tipo de flor representa un estado emocional diferente; por ejemplo, regalará ?madreselva por la devoción, rosas rojas por el amor y ásteres por la paciencia?. Por supuesto, este es un libro de ficción y, por más hermoso que sea hablar a través de flores, vivimos en el mundo real. Debemos aprender a utilizar nuestras palabras y el lenguaje de los sentimientos para conectarnos con nosotros mismos y con los demás. ¿Cómo podemos hacer esto?
La pregunta del terapeuta: "¿Cómo te hace sentir eso?" ha sido durante mucho tiempo material para la parodia. Poseer el vocabulario para describir mejor nuestros sentimientos nos permite ser conscientes de los matices de lo que sentimos. Esto ayuda a regular nuestras reacciones de una manera saludable y productiva y a comunicarnos mejor con los demás.
El psiquiatra y experto en mindfulness, Dr. Daniel Siegel, acuñó la frase ?Ponle un nombre para domesticarlo?. Su afirmación es que una vez que notas que estás teniendo una fuerte reacción emocional, nombrarla permite que ?tu emoción te informe y no te abrume?. Encontrar un vocabulario de palabras específicas para describir lo que sentimos y pronunciarlas a medida que las experimentamos nos da un ?tiempo de espera? para distanciarnos un poco de ellas. Se ha demostrado que este "etiquetado de afecto" disminuye la actividad en la amígdala, que es la parte de nuestro cerebro muy involucrada con las respuestas emocionales: toma decisiones rápidas. Cuando presionamos una pausa y nombramos nuestras emociones fuertes, nuestra amígdala se calma y nuestro cerebro razonador puede volver a estar en línea. Esto nos permite estar mejor conectados con nuestros sentimientos y al mismo tiempo tener el espacio para elegir cómo queremos actuar en lugar de reaccionar. En este estado de calma podemos preguntarnos: "¿Qué puedo aprender de este sentimiento?" Como observadores de nuestros sentimientos, podemos ver con mayor claridad. Si sabemos lo que sentimos y podemos nombrarlo, podemos ser más intencionales a la hora de tomar decisiones reflexivas y obtener más control sobre nuestras vidas.
?Agresión, Ira, Apatía, Ansiedad, Aburrimiento, Desprecio, Depresión, Asco, Duda, Empatía, Envidia, Miedo, Culpa, Odio, Esperanza, Horror, Hostilidad, Hambre, Histeria, Alegría, Soledad, Amor, Paranoia, Lástima, Placer , Orgullo, Rabia, Arrepentimiento, Remordimiento, Tristeza, Vergüenza, Conmoción, Sufrimiento, Sorpresa, Simpatía, Confianza?.
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