9 de Sep, 2023 .
Los componentes clave del sistema reproductor femenino son las trompas de Falopio, los ovarios, el cuello uterino y el útero. Los ovocitos, las células de la granulosa, las células del cúmulo y las células endometriales son fuentes cruciales de ROS en el sistema reproductor femenino. Las ROS inducen una reacción en cadena que afecta directamente al ADN, ARN, lípidos, proteínas y carbohidratos de la célula.
El daño celular puede desencadenar OS, lo que conduce a peroxidación lipídica, alteración de la membrana, pérdida de energía del trifosfato de adenosina (ATP) y trastornos en la formación de proteínas. La peroxidación lipídica reduce la fluidez y permeabilidad de la membrana del ovocito, lo que en última instancia limita su capacidad de ser fertilizado. Además, la oxidación de proteínas causada por la OS inhibe el desarrollo de ovocitos.
Varios estudios han indicado que la OS interfiere con el desarrollo embrionario al alterar la expresión genética. Además, el daño al ADN inducido por ROS restringe el desarrollo embrionario al producir anomalías cromosómicas. OS también contribuye al fracaso de la implantación.
Las alteraciones reproductivas inducidas por OS conducen a patrones alterados de ovulación, maduración de ovocitos y esteroidogénesis, cada uno de los cuales acelera el proceso natural de apoptosis en las células de la granulosa. Estas condiciones pueden conducir al desarrollo del síndrome de ovario poliquístico (SOP), endometriosis e infertilidad inexplicable, así como hipertensión, parto prematuro y restricción del crecimiento intrauterino (RCIU).
En estas situaciones, se podría utilizar la terapia de reemplazo hormonal (TRH) para aliviar el efecto de la OS. La edad paterna también influye en la fertilidad al afectar negativamente la calidad de los gametos y el semen y provocar daño oxidativo en el ADN.
Las anomalías oxidativas se han asociado con conductas negativas en el estilo de vida, como el consumo de alcohol, el uso de drogas recreativas y el tabaquismo, así como con la obesidad y la desnutrición. Los disruptores endocrinos (EDC), como los ftalatos, también afectan la reproducción femenina al inducir la OS.
La obesidad afecta la fertilidad femenina al alterar el equilibrio hormonal y los ciclos menstruales. La producción de ROS debido a la obesidad afecta la vasodilatación y el flujo sanguíneo a los órganos reproductivos, lo que puede afectar la fertilidad. Los desequilibrios hormonales inducidos por la obesidad también alteran los patrones de ovulación y contribuyen al desarrollo del síndrome de ovario poliquístico, que conduce a la infertilidad femenina.
Los mecanismos subyacentes que vinculan la obesidad con la infertilidad femenina son complejos y multifactoriales. Algunos mecanismos que se han implicado en esta relación incluyen resistencia a la insulina, inflamación y alteraciones en la secreción de adipocinas. La desnutrición también afecta la reproducción femenina, ya que las mujeres desnutridas tienen más probabilidades de tener una vasodilatación dependiente del endotelio alterada, lo que induce la SG.
Actualmente se encuentran disponibles tres enfoques diferentes para tratar el daño inducido por la OS en el sistema reproductivo femenino, que incluyen antioxidantes, modificación del estilo de vida e intervenciones farmacológicas. Las modificaciones en el estilo de vida, incluida una dieta saludable, el manejo del estrés y el ejercicio regular, pueden reducir los efectos adversos de la OS.
Una dieta rica en antioxidantes que contenga frutas y verduras puede limitar la producción de ROS y prevenir el daño celular. Las vitaminas A, C y E, así como los compuestos bioactivos como los polifenoles, también son antioxidantes bien conocidos que se encuentran en muchas frutas y verduras.
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