10 de Dic, 2022 . Haidari, de 37 años, fue una de las muchas mujeres que huyeron de los talibanes por temor a volver a las prácticas de su gobierno anterior a fines de la década de 1990, incluida la prohibición en gran medida de la educación y el trabajo de las niñas y las mujeres. Llegó a Roma a fines de 2021, después de un atrevido escape a través de Pakistán con la ayuda de voluntarios italianos que organizaron que ella y su familia se hospedaran en los suburbios de la capital italiana.
Después de invadir Afganistán en 2021, los talibanes inicialmente prometieron respetar los derechos de las mujeres y las minorías. En cambio, impusieron gradualmente una prohibición a la educación de las niñas más allá del sexto grado, mantuvieron a las mujeres alejadas de la mayoría de los campos de trabajo y las obligaron a usar ropa de pies a cabeza en público.
Haidari trató de quedarse en Kabul con su familia después de que los talibanes tomaron el poder. Se convirtió en una activista abierta de la Red de Participación Política de Mujeres de Afganistán para luchar por la educación, el trabajo y la participación política de las mujeres.
La minoría hazara ha sido blanco frecuente de la violencia desde la toma del poder por parte de los talibanes. La mayoría son musulmanes chiítas, despreciados y perseguidos por militantes sunitas como el grupo Estado Islámico, y discriminados por muchos en el país de mayoría sunita.
Haidari recibió amenazas de muerte por su investigación sobre temas delicados en la sociedad afgana y en diciembre de 2021 decidió irse. Cruzó a Pakistán con su familia y una periodista italiana, Maria Grazia Mazzola, la ayudó a subir a un avión de Pakistán a Italia.
?Escuchamos que los talibanes estaban disparando y registrando casas muy cerca de su escondite?, dijo Mazzola. ?Estábamos frenéticamente en contacto con la embajada italiana en Pakistán, con contactos confidenciales en Afganistán, y decidimos juntos que tenían que cambiar su escondite cada tres días?.
Ahora que los refugiados están en Italia y gradualmente obtienen asilo, dijo Mazzola, la prioridad es asegurarles el reconocimiento oficial de sus títulos universitarios u otras calificaciones que les ayuden a encontrar un empleo digno.
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