Aunque parezca obvio, no todo el mundo lo tenía en cuenta. Hasta hace pocos años, de forma popular se creía que el hombre sólo alcanzaba su orgasmo mediante la estimulación peneana. No obstante, esto no es del todo así.
De la misma manera que existen mujeres que alcanzan un orgasmo de forma más fácil e intensa mediante la estimulación única del clítoris o incluso de su ano, lo mismo sucede con los hombres. El “penecentrismo” se tiene que acabar para ambas partes y se deben expandir los horizontes sexuales tanto de hombres como de mujeres.
¿Qué es el punto R?
El punto R es el equivalente al punto G femenino. Es decir, la zona más erógena del cuerpo, de la anatomía de un hombre. Éste se encuentra en el interior del recto, lugar del que ya se había hablado antes sobre lo placentera que resulta su estimulación para los hombres.
De hecho, existe mucha bibliografía oriental que describe técnicas para que tanto las mujeres como los hombres sepan estimular esta zona. De esta manera, el orgasmo que se alcanza resulta mucho más placentero que el peneano.
El recto masculino, una de las zonas más erógenas y placenteras
El recto se establece como una de las zonas con más terminaciones nerviosas de la anatomía masculina. La zona del punto R se encuentra en la próstata, alrededor de la uretra, más concretamente en el cuello de la vejiga. Por este motivo se puede estimular a través del recto.
El resultado es un orgasmo intenso, mucho más que el tradicional y por todos conocidos. Además, la cantidad de semen excretada también es mayor, sobre todo si se estimula de forma manual. Algo similar a lo que sucede con la eyaculación femenina.
¿Cómo estimular el punto R?
Si bien puede dar algo de reparo al principio, estimular el punto R masculino no es complejo. Simplemente hay que tener ganas de descubrir otras formas de proporcionar placer a nuestra pareja.
Para los principiantes, lo más recomendado consiste en empezar con los dedos de la mano. Para ello se precisa una buena lubricación específica para prácticas anales. De lo contrario, esto sumado a los nervios de la primera vez pueden ir en contra del disfrute.
Asimismo, cuando ya se haya practicado de forma más recurrente, se pueden empezar a utilizar juguetes sexuales, dildos anales u otros accesorios eróticos que resultan igual de buenos para alcanzar el orgasmo.
Decir también, de paso, que este proceso no sólo involucra a una persona de la pareja, también al que recibe este estímulo. Nadie mejor que él sabrá indicar a su pareja qué es lo que le gusta, lo que no y si está satisfecho con lo que le está haciendo. ¡El sexo es cosa de dos (mínimo)!
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