Por qué la acusación de que jerry falwell jr. vio a su esposa tener relaciones sexuales daña especialmente su imagen
Tercera edad y sexualidad Misexologo
10 de Oct, 2020 . Giancarlo Granda dice que una relación sexual en la que Granda tuvo sexo con Becki Falwell mientras su esposo Jerry Farwell Jr miraba comenzó en 2012 y continuó hasta 2018. Reuters
Esa instantánea dio inicio a una ronda de especulaciones sobre la vida personal del prominente líder evangélico que le ha costado su trabajo. El 25 de agosto, Falwell confirmó que había renunciado a su presidencia en Liberty University.
La reacción de las figuras públicas masculinas ante un escándalo sexual puede ser un proceso muy complejo. Al tratar de preservar lo que queda de su reputación, mi investigación indica que a menudo intentarán demostrar que siguen siendo un "hombre de verdad", un esposo amoroso y devoto y un líder fuerte y viril. Este comportamiento tiene sentido cuando uno comprende los roles de género cristianos conservadores que los inspiran.
Una publicación de Instagram ahora eliminada de Jerry Farwell Jr de pie con los pantalones desabrochados y su brazo alrededor de una mujer joven llevó a Falwell a tomar una licencia como director de una de las universidades religiosas más grandes del país, Liberty University. Instagram
Bajo las conservadoras normas cristianas de género, los hombres son descritos no solo como naturalmente sexuales, sino también como diseñados divinamente para ser mucho más sexuales que las mujeres. De hecho, la sexualidad masculina a menudo se describe como fuera de control. El objetivo del matrimonio, afirman muchos evangélicos, es aprovechar esa sexualidad masculina para que sea productiva en lugar de salvaje e ilimitada.
Esta visión del matrimonio puede parecer arcaica a muchos, pero estas ideas, sin embargo, impregnan parte de la cultura estadounidense; uno puede verlo en la defensa del mal comportamiento masculino de ?los niños serán niños?.
Tales ideas también influyen fuertemente en cómo grandes franjas del público tienden a ver los escándalos sexuales. En términos generales, aunque el público responsabiliza al político infractor, a menudo también está ansioso por condenar a otras figuras involucradas por desviarlo.
Más específicamente, mi investigación muestra que las mujeres que están asociadas de alguna manera con escándalos sexuales tienen muchas más probabilidades de ser demonizadas o culpadas por el incidente sexual en cuestión. Incluso cuando son la parte inocente, pueden ser retratadas como estrategas hambrientos de poder que se quedaron en un mal matrimonio para elevarse o habilitadores que dan mala fama a todas las mujeres defendiendo a otro adúltero.
Y como ha demostrado la erudita Amy DeRogatis, si una mujer es sexual fuera del matrimonio, los evangélicos a menudo la describen como comprometiendo el ?don? de su sexualidad destinada a su esposo. Dar su sexualidad a otra persona sacrifica su futura capacidad de intimidad, se argumenta.
En esta subcultura en particular, todo, desde la autoestima de los hombres hasta su desempeño laboral, puede vincularse a la frecuencia y calidad de sus encuentros sexuales. En esta forma de pensar, cuando los hombres tienen problemas, las actitudes y comportamientos sexuales de sus esposas suelen ser los culpables.
En el caso de ambas mujeres, críticos de todas las tendencias políticas inventaron historias sexuales elaboradas. Estas historias fueron luego adoptadas de manera más amplia por el público en general para retratarlas como mujeres inmorales que deben haber sido al menos parcialmente responsables de los encuentros sexualizados que experimentaron con dos figuras prominentes.
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